La semana pasada pudimos
leer cómo Clarín editorializaba en contra del desarrollo de la
actividad espacial en nuestro país, a partir de la trascendencia de
que un primer lanzamiento experimental realizado por la CONAE no
obtuvo los resultados esperados [1]. Como argumento, en su disputa
entre distintos sectores de poder, sugieren que el proyecto Tronador
II es un despilfarro [2] y hasta especulan de manera oportunista
sobre posibles problemas ambientales derivados del uso del
combustible elegido [3], que solamente podrían ocurrir en caso de
que no se tomaran las medidas preventivas necesarias. Desde Potencial
rechazamos estos ataques y convocamos a los graduados, docentes,
becarios e investigadores de la FCEN a manifestarse en el mismo
sentido.
En la Argentina se ha
demostrado una amplia capacidad para llevar adelante proyectos
científico-tecnológicos complejos como éste. No podemos aceptar
una concepción de la ciencia y la tecnología donde las cosas no se
pueden llevar adelante mediante un proceso de desarrollos que se basa
en distintos momentos de aprendizaje y que, en cambio, únicamente se
puede recurrir a quienes “tienen la tecnología”. Esta lógica es
incompatible con la existencia de una Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales, y es necesario rechazar cualquier manifestación de la
misma. También es necesario recordar que esta misma lógica está
detrás de diversos chantajes que realizan los distintos sectores de
las clases dominantes, como pudimos ver también en la supuesta
“inevitabilidad” del acuerdo de YPF con Chevron, dado que estos
últimos eran “los únicos que disponían de la tecnología
necesaria”.
Al mismo tiempo, es
necesario remarcar que el desarrollo de un plan espacial puede ir
mucho más allá del desarrollo tecnológico como un objetivo en sí
mismo [4], ya que su temática abarca numerosas necesidades del
pueblo y del país, que van desde la elaboración de información
crucial para la predicción de sequías e inundaciones, pasando por
monitorear recursos naturales como los del mar argentino, aportar a
numerosos problemas en ecología como la desertización, los derrames
de petróleo y el monitoreo de bosques, apoyar a YPF mediante la
elaboración de mapas digitales de elevación del terreno, a la
navegación, a los estudios antárticos, a los riesgos de salud
regionales como el dengue, y hasta a combatir la evasión impositiva
en el sector agropecuario.
Esperamos que las
personas involucradas en este sector logren sortear todas las
dificultades, no sólo técnicas, sino también políticas que puedan
existir en una actividad tan compleja que no está exenta de
prácticas tales como la tercerización, flexibilización laboral y
otras, que responden a la lógica de llevar adelante estos proyectos
tecnológicos centrados en el objetivo de lograr ocupar un nicho en
el mercado internacional. Esperamos que, de ser así, el Tronador
pueda volar hasta llegar a estar a la altura de permitir resolver
importantes necesidades de nuestro país que aun no tienen solución,
en el marco de un proyecto de desarrollo autónomo e independiente
del país.
Potencial
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