13 mar 2014

Hacer leña del cohete caído

La semana pasada pudimos leer cómo Clarín editorializaba en contra del desarrollo de la actividad espacial en nuestro país, a partir de la trascendencia de que un primer lanzamiento experimental realizado por la CONAE no obtuvo los resultados esperados [1]. Como argumento, en su disputa entre distintos sectores de poder, sugieren que el proyecto Tronador II es un despilfarro [2] y hasta especulan de manera oportunista sobre posibles problemas ambientales derivados del uso del combustible elegido [3], que solamente podrían ocurrir en caso de que no se tomaran las medidas preventivas necesarias. Desde Potencial rechazamos estos ataques y convocamos a los graduados, docentes, becarios e investigadores de la FCEN a manifestarse en el mismo sentido.

En la Argentina se ha demostrado una amplia capacidad para llevar adelante proyectos científico-tecnológicos complejos como éste. No podemos aceptar una concepción de la ciencia y la tecnología donde las cosas no se pueden llevar adelante mediante un proceso de desarrollos que se basa en distintos momentos de aprendizaje y que, en cambio, únicamente se puede recurrir a quienes “tienen la tecnología”. Esta lógica es incompatible con la existencia de una Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, y es necesario rechazar cualquier manifestación de la misma. También es necesario recordar que esta misma lógica está detrás de diversos chantajes que realizan los distintos sectores de las clases dominantes, como pudimos ver también en la supuesta “inevitabilidad” del acuerdo de YPF con Chevron, dado que estos últimos eran “los únicos que disponían de la tecnología necesaria”.

Al mismo tiempo, es necesario remarcar que el desarrollo de un plan espacial puede ir mucho más allá del desarrollo tecnológico como un objetivo en sí mismo [4], ya que su temática abarca numerosas necesidades del pueblo y del país, que van desde la elaboración de información crucial para la predicción de sequías e inundaciones, pasando por monitorear recursos naturales como los del mar argentino, aportar a numerosos problemas en ecología como la desertización, los derrames de petróleo y el monitoreo de bosques, apoyar a YPF mediante la elaboración de mapas digitales de elevación del terreno, a la navegación, a los estudios antárticos, a los riesgos de salud regionales como el dengue, y hasta a combatir la evasión impositiva en el sector agropecuario.

Esperamos que las personas involucradas en este sector logren sortear todas las dificultades, no sólo técnicas, sino también políticas que puedan existir en una actividad tan compleja que no está exenta de prácticas tales como la tercerización, flexibilización laboral y otras, que responden a la lógica de llevar adelante estos proyectos tecnológicos centrados en el objetivo de lograr ocupar un nicho en el mercado internacional. Esperamos que, de ser así, el Tronador pueda volar hasta llegar a estar a la altura de permitir resolver importantes necesidades de nuestro país que aun no tienen solución, en el marco de un proyecto de desarrollo autónomo e independiente del país.




Potencial
graduados, docentes, becarios e investigadores de la FCEN

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